Sunday, March 3, 2019

El futuro a través de la música.

Viaje al Centro de la Tierra, Frankenstein, 1984, Un Mundo Feliz. Naranja Mecánica, Nunca me Abandones, son algunos títulos de libros de ciencia ficción, género que no sufre por la falta de autores con historias fantásticas y futuristas.
Creo que no hay volumen de producción musical que se acerque, siquiera un poco, a la cantidad de libros del género.
Anoche mientras le imprimía fotos a un amigo, escuchaba Brain Salad Surgery, el LP de Emerson, Lake and Palmer. Ese LP nos dejó a muchos pensando que era la cúspide de la producción musical del grupo, que ya no podían superarse. El concepto era muy bueno y la música compleja y buen estructurada. Solo a Keith Emerson se le pudo ocurrir escribir un arreglo de Tocatta de Ginastera(compositor argentino). "Still You Turn Me On" era la balada obligada de cada LP de ELP, no por eso de menor calidad, personalmente creo que fue de lo mejor que escribió Greg Lake(ex vocalista-bajista de King Crimson). Pero la joya de la corona se la llevó Karn Evil 9. Este "suite", por diferenciarlo de una rola de rock común, se compone de tres "impresiones", que en realidad no son otra cosa que movimientos, como en una sinfonía. Tengo la idea que lo de impresiones es porque la letra es la impresión que el autor tiene de lo que será el futuro. La letra la escribieron entre Greg Lake y Pete Sinfield. Pete fue colaborador de varios grupos, entre ellos King Crimson. Por cierto, me acabo de acordar que tengo un LP de Sinfield, hoy lo esucho sin falta. Regresando al meollo del asunto, en Karn Evil, Emerson utilizó lo que en el contexto tecnológico de la era(1973) era lo más avanzado en instrumentos electrónicos, un sintetizador Moog(se pronuncia Mog) que era, parafraseando a Silvio Rodriguez

"Un amasijo hecho de cuerdas y tendones
Un revoltijo de carne con madera
Un instrumento sin mejores resplandores"

porque eso es lo que parecía ese muro de cables y botones. El mueble era de madera, como los esteros y tocadiscos de antes.
Los instrumentos son solo el medio, lo que interesa es la música, claro hay que saber usar el medio, y Keith era un maestro, aunque pienso que Chick Corea es el maestro de maestros. Escuchen " el LP 
The Leprechaun" de Corea y entenderán.
La primera "impresión", describe un futuro negro, de esclavitud, del cual la gente quiere escapar. El final de esta impresión intenta dar un poco de esperanza a los sobrevivientes de este incierto futuro.
La segunda impresión(que es la que transmitían por la radio) describe un carnaval al cual el público atiende para ver objetos del pasado. "There behind a glass Stands a real blade of grass", describe un futuro en donde la flora se extinguió y hay que ir al carnaval para ver una brizna de césped. Habla de hileras de cabezas de obispos en jarros de vidrio, lo cual supongo que predice un futuro sin religión.

La Habana - Día menos cero.

Estábamos sentados, platicando en una mesa frente a Café Central en Madrid, esperando que abrieran las puertas para escuchar a Perico Sambeat con su cuarteto. Nos acompañaba Valentin Iturat Hernandez, ex baterista de Ketama y ahora de Patax. Nos platicó de la próxima reunión de Ketama. Lo primero que pensé fue enterarme de la gira por Europa para ir a algunas de sus presentaciones. Cuando volvimos de ese viaje un músico subió el cartel del festival del tambor popular, un evento que se lleva a cabo en La Habana todos los años. El nombre que resaltaba era el de Ketama. Increíble, la única que vez que los he visto fue precisamente en La Habana, para un festival Cuba Disco. Ese concierto son de los que no se olvidan. Verlos en La Habana fue algo inesperado, no sabíamos que se presentarían, pero llegando a La Habana, lo primero que nos dijeron, nuestros amigos músicos, fue la noticia de su presentación, eso fue en el 98. También estarán Patax, Falete, el Cígala y unos cuantos más, además de todos los músicos cubanos.
Creo que ya va para uno año sin visitar La Habana y siempre hay esa nostalgia por visitar a los amigos y el callejón de Hamel y caminar las calles destruidas y mal olientes. La visita al Choco, a Rubén Rodriguez y Marcia, ir a casa de Cesar Lopez y que nos ponga a escuchar sus ultimas composiciones, la visita obligada a casa de Ramón y Rufino, dos personajazos que han hecho mucho por la fotografían en Cuba. Ambos son dueños de la Academia de Fotografía Cabrales- Del Valle, y por su aula han pasado infinidad de alumnos. Cuando digo "aula", me refiero al comedor de su casa y luego un pequeño garaje que acondicionaron para las clases. Si algún día andan por La Habana, vale la pena visitarlos, sus charlas con interesantísimas, y su conocimiento de historia fotográfica no tiene fin. Estas son las personas a las que extraño. 
Pues eso, regresando les cuento como fue la cosa, y comparto "foticos".

Ketama en La Habana, 1998

Cesar Lopez en casa.

Cesar Lopez y Habana Ensemble.

Friday, November 9, 2018

París - Día 6 Paris Photo


Paris Photo abre a las 12pm. Les voy a ahorrar el choro de la travesía por el laberinto de booths. Más foto conceptual que otros años, y como siempre, lo tradicional es lo mejor. Demasiadas fotos sobre saturadas, con demasiada luz, flashazos duros, los mismos retratos de los afeicanos con unas hienas con bozal. ¿de verdad alguien compra estas fotos? 

Me detuve a escuchar a una fotógrafa gringa que mareaba con su choro público que no pude descifrar. No sabía si estaban boquiabiertos por el choro mareador o por el atrevimiento de la “artista” a presentar basura como “fine art”. Llegó un momento que me dieron tremendas ganas de arrancar la foto de la pared(un mural de aprox 4 metros de largo) e imprimir algo coherente del otro lado. La morra se aventó todo un rollo de como las fotos habían sido expuestas a agua de mar, de lluvia, de nieve derretida, bla, bla, bla y más bla. Neta, no sé como se atreve a presentar la basura esa como arte. Fui y vine y la tipa seguía. Supongo que con la compra te entregan al tipa para que cada vez que te pares frente a la basura esa en tu casa, te explique de nuevo el choro mareador al tiempo que te acabas una botella de bourbon y al final, en el estupor etílicoo, le aplaudas y no te alsientas tan pendejo por haber gastado una buena lana.

En uno de los booths había una foto de Coltrane. Una foto nada común. Coltrane parado volteando hacia la izquierda con un cuadro de un artista a sus espaldas. Es muy raro encontrar fotos de Coltrane fuera de su medio, está la tomaron en un museo. Me retiré casi llorando, porque la verdad me hubiera encantado llevármela. Tengo una de Picasso en casa, pero esta significa mucho más para mi. Curiosamente traía puesta una camiseta de Coltrane. Hoy me escribieron de la galería, otra persona está interesada, snif.

Nada más que platicar de Paris Photo, tal vez no regrese el próximo año.


Thursday, November 8, 2018

París - Día 5

Es el día previo a Paris Photo y hay que ir a visitar museos. Un desayuno rápido y wl metro al Musee D’ Orsay. Hay una exhibición especial de periodo rosa-azul de Picasso. Creo que he visto bastante de Picasso, así que no entramos a esa parte. Sería ocioso intentar explicar el museo y su acervo, mejor visiten. Lo que si les puedo decir, es que tomé varias fotos de la obra, con mi bola de cristal, parte de mi serie post fotografía.

De ahí a Jeu de Paume, una galería que está encima de la estación Concorde del metro. En esta galería no permiten fotos, lo supe hace unos años, en una exposición de Alvarez Bravo, casi me condenan a la guillotina por una foto.

La exposición que me interesaba era la de Dorothea Lange, la mujer que fotografió las penurias de la población gringa durante la depresión del 29 a finales de los treinta. Pero había una foto que fue el imán que me acercó a esta exposición, creo que se llama “Madre Migrante”. Una mujer rodeada de sus hijos, con la mirada perdida, sin un futuro en donde posar sus sueños. Esa fotografía representa a la perfección el periodo de la depresión. Dorothea sabía a la perfección como hacer que la gente posara para lograr un efecto dramático fuerte, algo que le mueva el tapete al observador. Una de las fotos es posada por seis hombres de pie, con sus vestimentas de trabajo, expresión facial rígida en cada uno de ellos. Supongo que pensando en como salvar a sus respectivas familias. La exposición es fuerte, testigo de lo que puede volver a suceder.

La otra exposición es de una artista conceptual cubana. Lo único que tengo que expresar... basura, no pierdan su tiempo.

De ahí a comer a Relais del Entrecot, otra de las paradas obligadas. El menú es sencillo. Fajitas de carne de res bañadas en una salsa que no tiene igual, y papas fritas, no hay opción de ordenar otra cosa. Bueno, te dan la oportunidad de elegir el grado de cocción de la carne. Las meseras corriendo, apuradas, con poco intercambio de palabras, van de mesa en mesa sirviendo las porciones de carne y papas fritas. El restaurante está a unos metros del Café de la Flor, lugar en donde se reunían los intelectuales a principios del siglo XX. Un amigo de Picasso intentó matar a su novia en el café, y al fallar se suicidó. Ese fue el inicio del periodo azul de Picasso.

Después de una siesta, a cenar. Habíamos hecho la reserva el día anterior. Uno de esos restas que llaman la atención y no sabes porque. Papa Poulet, que es como decir “mamá gallina”, en México. La idea es que los comensales se sientan protegidos en este refugio culinario. Al final de la cena, el chef, y propietario, se sentó a conversar en nuestra mesa. Llegó con un frasco gigante de ron con frutas tropicales, canela y vainilla, cortesía de la casa. Le pregunté de la idea y me dijo que era lo que hacía de joven en su casa, y precisamente, esa es la idea del restaurante, el cual apenas tiene un mes en funciones. Todo lo que sirven es fresco, no cuentan con congelador. Yo pedí venado en salsa de frutos rojos, Silvia pidió algo interesante. Apio cocinado como si fuera rissoto cremosos con callos de hacha. Debo decir que el pseudo rissoto es de lo mejor que he probado. Al final colocaron una pila de cazuelas de postres en la mesa para elegir, ufff, como en casa. Nos despedimos prometiendo regresar el sábado.

Pues eso. Hoy toca Paris Photo.

Wednesday, November 7, 2018

Londres - París - Día 4

Después del concierto de anoche, desperté cansado, pero con la premura de llegar a la estación de donde parte el tren a París. Quien se iba a imaginar que pudiera existir un tren submarino que cruzara el canal de la mancha. Londres está perfectamente conectado con su transporte público. Los buses de dos pisos son de lo más moderno, que no daría por tener algo parecido en Tijuana, pero a como van las cosas con la tribu chaira, al rato vamos a andar en carretas chocolate, tiradas por falsas cebras.

En metro a King’s Cross y de ahí en tren a París. Las instalaciones de la terminal son de primer mundo, no de barro como las que sueña el norroñas, porque pues hay que darle chamba a los artesanos. 

El viaje es de dos horas y media, cómodo y limpio. En Gard du Nord, la estación de París a donde arriva el tren, se toma un metro que va directo a La Bastilla. El hotel está a un par de cuadras, esa es el area donde nos quedamos siempre. Por cierto, hay unas tarjetas que cuestan cinco pesos y las puedes recargar con 22 pesos para usarla una semana, de lunes a domingo. Con ese pase puedes viajar, ilimitado, en todas la lineas del metro, y en el RER.

Aventamos las maletas y cruzamos la calle para reservar en Chez Paul, un restaurante que descubrimos, hace años, en uno de esos andares por los caminos de París.

Fuimos a caminar un poco, y por supuesto, la güera a sus compras. La primer parada fue una tienda de lentes. Salió con unos Gucci que llevan una leyenda en ambos aros “el amor es ciego”, por supuesto que en frenchute.

Siguiente parada, una tienda de Dr. Martens, en donde me compré una botas color gris muy chidas.

Seguimos caminando y llegamos a otra óptica, de la cual no recuerdo el nombre, pero siempre hago escala ahí. Los aros que venden son interesantes y hw comprado dos o tres. Esta vez vine a París pensando en encontrar un lugar en donde vendan la marca que me gusta, pero se me olvidó escribirle a la empresa para ver si tienen distribuidor en esta ciudad. Perooooo, resulta que la óptica es la única en París de la marca, vaya suerte.

Siguiente escala, Chez Paul. Creo que el resta fue fundado en los 40, la dexoración es una meCla de kitsch con rococó y acentos con luces de neón. Nos recibió Valeria, una francesa entrada en carnes que es un vacilón, no habla español ni inglés, y nosotros no hablamos ni pío de francés, pero siempre nos entendemos. Comí, oreja, trompa y testículos de cerdo, todo frito, que clase de comilonga. Creo que no hay más que platicar de la cena. Si vienen a París, pasen por Chez Paul.



Londres - día 3

Una noche de insomnio no podía faltar en un viaje. Especialmente si no tomé diacepam ni tafil. No vayan a creer que me paso la vida empastillado, lo mío es la espuma. Creo que dormimos tres horas, ni modo, así es esto. Salimos temprano a caminar, la idea era estar a las 2pm en Lyle’s, que según una lista de esas que aparecen de vez en vez, es uno de los mejores 50 restaurantes en el mundo.

La caminata fue larga, desde Picadilly hasta el Tamesis y de ahí al dichoso restaurante. En el camino tomé algunas fotos, creo que una se me hizo interesante, pero sigo sin tener tiempo de revisarlas. El Tate Modern estaba cerrado, era lunes, el Millenium Bridge interesante como siempre, y buscando el restaurante nos adentramos a una parte de Londres en donde no hay turismo. Casonas viejas de las que sobrevivieron los bombardeos de la segunda guerra mundial. Pero lo más interesante fue un taller de camisetas impresas, cuyo dueño resultó ser un conocedor de música que cuenta con una red de artistas que le diseñan la obra que que imprime en las camisetas. Me platicó del diseño de unas camisetas que son barras de colores, las cuales representan canciones, por ejemplo “So what” de Miles. El artista hizo todo una investigación de la relación de los colores con las notas y de eso nació el diseño de las camisetas. Me contó la historia del diseño de una camiseta con imágenes de una de las cámaras Hasselblad que usaron los astronautas para ensayar. Resulta que uno de los ejecutivos de Hasselblad pasó frente a su taller y vio algunas camisetas con estampados de cámaras. Al tiempo le hicieron un pedido de más de trescientas camisetas con imágenes que le enviaron. Después de entregarlas, el ejecutivo le preguntó si había algo que pudieran hacer por el, agradeciendo la entrega del pedido en tan corto plazo. El dueño les dijo que sí, que quería fotos de la cámara lunar, de diferentes ángulos, con fondo blanco y la misma apertura. Las fotos se las envió a un artista, cuyo diseño me lo traje en una camiseta.

Salimos corriendo a la cita en el Lyle’s, restaurante en la lista de los mejores 50 del mundo. 

A veces me pregunto con que autoridad cuentan estas personas que crean estas listas. ¿De verdad cuentan con un amplio conocimiento real de restaurante en el mundo? O sea ¿han comido en ellos? Neta, y miren que no es chisme no por quemar a nadie. Hace poco vi un video de un bato de Tijuana, que anda haciendo videos de restas locales. Vi uno de un resta en donde preparan el “german pancake”, que tengo años comiéndolos en varios restas de San Diego. En el video dice que ni en Alemania, o algo por el estilo. Pues por supuesto que no, el german Pancake es invento gringo.

Bueno, regresando al Lyle’s, no pierdan su tiempo, hiperpoquito, y nada del otro mundo. Es comida molecular, por aquello que te sirven una molécula de cada platillo.

De ahí tomamos un Uber al hotel, había que descansar antes del concierto. 

Salimos con tiempo del hotel y pasamos por el barrio Chino y decidimos entrar a un resta vietnamita. Nos sirvieron más rápido que un taquero de la humaderas. Pho y spring rolls. El caldo dep Pho era de otro mundo, literalmente, nada que ver con los de San Diego o Tijuana. Pagamos y salimos corriendo a Ronnie Scott’s, a la cita con Chuxho Valdes y Jazz Batá 2.

Ronnie Scott’s es un club de Jazz en Londres, por el que ha pasado el “quien es quien” de ese mundo musical. Curiosamente, Miles nunca tocó para un público en ese escenerio. Filmó para una televisión, o algo por el estilo, pero no con público. Uno de los dueños originales del club, viajó en los 70, con su grupo, resultado de un intercambio musico-cultural, y conoció a varios de los músicos importantes de Cuba.entonces fue que decidió llevarlos a su club. Y el resto es historia.

El pretexto de esta visita a llLondres fue Chucho y la presentación de su nueva producción “Jazz Batá 2”. En los 70 grabó el primero, pero con la fama de Irakere y diferentes formatos, creo que lo de los batá, quedó guardado en la gaveta del futuro.

Lo que más me gusta del club es su política de no fotos, no celulares y no conversar. Rl maestro de ceremonias explica que es por respeto a los músicos y al mismo público. Y es que es cierto, yo no voy a escuchar los problemas personales de la persona de al lado. El jazz requiere de concentración y respeto. Es imposible leer “El Salvaje” con un coro de guacamayas al lado.

Antes del concierto saludé a Yaroldi, el conguero, y lo primero que me dijo es que al batalero le habían negado la visa para Inglaterra. Me quedé pensando que con la calidad de músicos que Chucho maneja, no habría problema. De hecho, pudo haber faltado Chucho y estoy seguro que el grupo hubiera reventado el escenario.

He visto a Chucho infinidad de veces, hasta en ensayos, y a pesar de mi admiración, hay vicios musicales que me molestan, o no termino de asimilarlos. 

Este concierto fue diferente, creo que Chucho alcanzó una madurez que otros mueren buscando.

Hasta este momento, no he escuchado el nuevo CD, y por lo tanto no conocía la mayoría de las interpretaciones, tal vez, excepto, fuera de Bésame Mucho, y creo que Zanaith.

La pieza con la que abrió fue el claro ejemplo de como se construye la tensión musical. Como un tiburón que acecha en el fondo del océano, que se acerca lentamente a la superficie, donde los bañistas cada segundo van perdiendo ese sentido de esparcimiento, sin saber porque. El escuálido acecha, la gente se pone tensa, la tensión se acumula sin saber que sucede, hasta que el animal rompe la tensión superficial con un festival de percusiones afro latinas y se traga todo lo que encuentra en su camino. Que manera de romper el silencio de la sala. Personalmente, la primera pieza me dejó felizmente agotado. Los que siguió fue un viaje lleno de valles y cúspides. Jamás había visto a Chucho tan cómodo, con un lenguaje corporal que decía mucho de su estado de ánimo, de lo seguro que se sentía con este nuevo proyecto. El bajista es un joven que no dejó de sonreír y jugar toda la noche, con una comunicación visual constante, con Chucho. Su primer solo, inició anclado al más puro jazz y como el tiburón, se fue transformando y generando esa tensión de nuevo, hasta llevarlo al corazón del Callejón de Hamel, con movimientos de rumbero y todo. Que placer ver a alguien transmitir la felucidad de su trabajo y percibir a un público vuelto loco por este bajista.

El grupo suena fresco, sólido, sin dejar nada a la imaginación. Yaroldi, el percusionista, como siempre, acompañando desde lo más sublima hasta sus violentos solos que lo dejan a uno con un dolor en el pecho, por las ondas sonoras que emanan de sus congas, que manera de tocar de este chamaco.

Al final del concierto me acerqué al escenario para pedirle al baterista(Abraham Mansfarroll) que posara para una foto. Por cierto, Mansfarroll dio una clase magistral de batá, que manera de tocar de este muchacho, más aún cuando jugaba con Yaroldi en sus congas. Después de tomarle la foto, conversamos un poco y surgió el tema de los videos que tengo años subiendo a youtube, y me dijo que tiene varios grabados con los que se pone a estudiar. Que bueno que esos videos sirvan a la comunidad musical cubana, y supongo que de otros países.

Mansfarroll me coló al camerino en donde se encontraba chucho y me tomó un par de fotos. Le dije a chucho que hace poco vi una entrevista que le hicieron a Oscar Peterson en la cual cuenta que cuando Art Tatum terminaba de tocar, nadie se atrevía a tocar ese piano. Pues así fue lo de chucho.

Al final nos quedamos a platicar con Yaroldi, nos dijo que era el último concierto y se regresaba a Cuba. Estuvimos recordando cuando nos conocimos, del festival de jazz en Can Cún en el 2000, de los conciertos en CDMX y los 16 conciertos que filmé en Yoshi’s, de Irakere.

Creo que este concierto me liberó de la tensión del día a día.

Salimos y nos metimos a un resta chino, despedida de Londres. 

Siguiente parada, Paris Photo.



Tuesday, November 6, 2018

Londres - Día 2

Me había tomado medio diazepam la noche anterior, así que despertamos a las 12:30pm. Afortunadamente el “plan mínimo de viaje” era visitar el Museo de Londres para atender la exposición fotográfica “London Nights”, un colectivo de fotos del siglo XIX al presente. Menciono el plan mínimo de viaje porque una amiga viaja con todos los detalles planeados, hasta el último minuto. Recuerdo una visita a La Habana, andaba desesperada porque no había plan de nada. Entonces, desesperada me dice “bueno” ¿es que no hay un plan mínimo de viaje? Por supuesto que no lo había, que flojera planear hasta las idas al baño. Si todo lo planeas, no hay oportunidad de descubrir nada, ni de quedarte dos horas a platicar con alguien que conociste en un bar, y de eso es lo que que están hechos lo viajes. 

Un poco de enredo para encontrar la entrada al museo. Veinte letreros y todos apuntaban a diferentes direcciones. 

Me había enterado de la exposición, por uno de los medios en internet. Algo que aprecio son las exposiciones que no son interminables, London Nights es una de ellas, además, son pequeños sets de diferentes fotógrafos y épocas, lo cual desprovee de cualquier intento de monotonía a la exhibición. Me gustaron las dos primeras fotos, creo que eran de 1840, espacios abiertos, oscuros, alumbrado público con el ritmo nocturno de lámparas de gas. No recuerdo el nombre del fotógrafo, que seguramente viene en el catálogo que compré. Había otra foto nocturna, de larga exposición. Me llamó la atención porque en primer plano hay agua, supongo que un río, y no parece una foto de varios minutos, las fotos de cuerpos de agua no tienen textura en la superficie. El fotógrafo escribió que era de 14 minutos. Espero la foto venga en el catálogo para reunirnos y analizarla, siempre es buen ejercicio analizar y opinar las fotos. 

En la exhibición había de todo, hasta lo contemporáneo. Fotos de gente jugando tennis de noche, en una cancha semi iluminada, con un hombre sentado en una de las esquinas exteriores, al ras de la calle, de espaldas a los jugadores, pensativo, inconsciente de lo que sucede en la cancha. Otra foto interesante es un tipo parado, con un cigarrillo entre los labios, en medio de una multitud, congelado en el momento, mientras la multitud gira a su alrededor. Pareciera que se cuestiona su presencia, con la mirada perdida, fija en el lente de la cámara. Hay fotos nocturnas con la niebla que caracteriza a Londres, luces que se cuelan entre rejas de oscuridad, oscuridad que detiene el flujo de luz cuyo propósito es que no la detengan. Sombras que evidencias obstáculo que logran vencer el camino de la luz.

Hay una esquina del museo, a un lado de la entrada, en donde exhiben 5 fotos diferentes cada mes. Todas son de diferentes partes de la ciudad, la idea es que cada fotógrafo plasme lo que cree son momentos, o espacios interesantes. No todas son buenas, pero es una oportunidad para fotógrafos desconocidos(como lo somos la gran mayoría) expongan en un espacio público.

Una tercera exposición, en el mismo museo, es la historia de derecho a votar de las mujeres en Inglaterra. Muchos objetos, fotos, videos, libros, poemas. Este si terminó saturándome, una de esas exposiciones de las que quiero salir corriendo y dirigirme a un bar, después de quince minutos. Lo mismo le sucedió en la expo de Sebastian Salgado, en el MOPA de San Diego. Demasiadas fotos en un pequeño espacio.

Después a dormir una siesta, pues el jetlag seguía jodiéndome la existencia. 

Bajamos al lobby, donde sirven vino gratis y hay una barra de quesos para completar la degustación. Se me ocurrió posar una rebanada de chocolate blanco sobre un queso amargo y ¡wow! casi me sentí en el cielo. Creo que de ahora en adelanta, en lugar de ate con queso, será esta nueva combinación. Después de varias copas(la chica no dejaba de llenar las copas), salimos a caminar, yo en un estado mental... digamos que desinhibido y caminando 2 centímetros sobre la banqueta. Por la tarde salimos a caminar por Picadilly, a tomar fotos, siempre es interesante tomar fotos bajo la ausencia del sol. Pasamos frente a un resta italiano, la carta se veía interesante. El mesero sugirió un feruchini con salsa y trufas blancas. Soy fanático de las trufas negras, pero no había probado las blancas. Hace poco leí de alguien que pidió una pasta con trufas blancas, no recuerdo el precio, pero la vendían por gramos y casi me desmayo del precio, hice cuentas mentales y era mucho más cara que el famoso Kobe Beef japonés. Pues pedí una botella de un super toscano y la dichosa pasta, total, si nos va a llevar la chingada con el peje, que me lleve como a los músicos del Titanic, tocando el violín. En lo que nos servían, el mesero se quedó platicando un buen rato, y nos dijo que un comensal le había dado una mordida a la trufa cuando se la mostraron, que locura. Yo creo que pensaba que estaba en un mercado municipal de Oaxaca, en donde te gritan “guerito” al tiempo que te ofrecen un buen trozo de queso. No quiero saber en cuanto le salió el chiste. Después de una copa de vino fortificado y una de grappa, salí con la cabeza por encima de las nubes. Me sentía como Joni Mitchel al inicio de Both Sides Now.

Caminar las calles solitarias, es ver a gente desprovista de todo falso decoro social, especialmente protegidos por la ausencia de almas en pena que buscan un espacio para dormir, ya sea bajo un portal, o en la puerta de entrada a algun negocio de bienes y raíces. Es increíble como la vida puede ser ruda con los más frágiles. Recuerdo una foto que tomé en Salta(Norte de Argentina), ibamos caminando de regreso al hotel, después de una cena digna de todo sibarita bon vivant, dos clasemedieros wannabes con el estómago lleno, pasando frente a una tienda de colchones. En la entrada estaba un indigente dormido entre cartones, su cama. De fondo, en el interior de la tienda, había todo tipo de colchones y un letrero que e decía “el colchón si importa”, o algo por el estilo. Por ahí tengo la foto. En fin, cosas con las que se tropieza uno de noche, la realidad que te escupe a la cara.

Busqué info de algún club de jazz, pero la función ya casi terminaba, no importa, la siguiente noche pintaba para ser musicalmente espectacular. De regreso al hotel, tomé algunas fotos, la mayoría piteras, que ni he tenido tiempo de revisar.

Mañana será otro día.