Thursday, November 8, 2018

París - Día 5

Es el día previo a Paris Photo y hay que ir a visitar museos. Un desayuno rápido y wl metro al Musee D’ Orsay. Hay una exhibición especial de periodo rosa-azul de Picasso. Creo que he visto bastante de Picasso, así que no entramos a esa parte. Sería ocioso intentar explicar el museo y su acervo, mejor visiten. Lo que si les puedo decir, es que tomé varias fotos de la obra, con mi bola de cristal, parte de mi serie post fotografía.

De ahí a Jeu de Paume, una galería que está encima de la estación Concorde del metro. En esta galería no permiten fotos, lo supe hace unos años, en una exposición de Alvarez Bravo, casi me condenan a la guillotina por una foto.

La exposición que me interesaba era la de Dorothea Lange, la mujer que fotografió las penurias de la población gringa durante la depresión del 29 a finales de los treinta. Pero había una foto que fue el imán que me acercó a esta exposición, creo que se llama “Madre Migrante”. Una mujer rodeada de sus hijos, con la mirada perdida, sin un futuro en donde posar sus sueños. Esa fotografía representa a la perfección el periodo de la depresión. Dorothea sabía a la perfección como hacer que la gente posara para lograr un efecto dramático fuerte, algo que le mueva el tapete al observador. Una de las fotos es posada por seis hombres de pie, con sus vestimentas de trabajo, expresión facial rígida en cada uno de ellos. Supongo que pensando en como salvar a sus respectivas familias. La exposición es fuerte, testigo de lo que puede volver a suceder.

La otra exposición es de una artista conceptual cubana. Lo único que tengo que expresar... basura, no pierdan su tiempo.

De ahí a comer a Relais del Entrecot, otra de las paradas obligadas. El menú es sencillo. Fajitas de carne de res bañadas en una salsa que no tiene igual, y papas fritas, no hay opción de ordenar otra cosa. Bueno, te dan la oportunidad de elegir el grado de cocción de la carne. Las meseras corriendo, apuradas, con poco intercambio de palabras, van de mesa en mesa sirviendo las porciones de carne y papas fritas. El restaurante está a unos metros del Café de la Flor, lugar en donde se reunían los intelectuales a principios del siglo XX. Un amigo de Picasso intentó matar a su novia en el café, y al fallar se suicidó. Ese fue el inicio del periodo azul de Picasso.

Después de una siesta, a cenar. Habíamos hecho la reserva el día anterior. Uno de esos restas que llaman la atención y no sabes porque. Papa Poulet, que es como decir “mamá gallina”, en México. La idea es que los comensales se sientan protegidos en este refugio culinario. Al final de la cena, el chef, y propietario, se sentó a conversar en nuestra mesa. Llegó con un frasco gigante de ron con frutas tropicales, canela y vainilla, cortesía de la casa. Le pregunté de la idea y me dijo que era lo que hacía de joven en su casa, y precisamente, esa es la idea del restaurante, el cual apenas tiene un mes en funciones. Todo lo que sirven es fresco, no cuentan con congelador. Yo pedí venado en salsa de frutos rojos, Silvia pidió algo interesante. Apio cocinado como si fuera rissoto cremosos con callos de hacha. Debo decir que el pseudo rissoto es de lo mejor que he probado. Al final colocaron una pila de cazuelas de postres en la mesa para elegir, ufff, como en casa. Nos despedimos prometiendo regresar el sábado.

Pues eso. Hoy toca Paris Photo.

No comments:

Post a Comment