Monday, October 1, 2018

Jerusalem

Estábamos tomando una cerveza en el bar cuando entró un tipo y pidió una para él. Se paró a un metro de distancia y empezó a moverse de lado a lado dentro del mismo metro cuadrado. Escuchaba algo en el celular sin decir palabra alguna. De repente marcaba y número y escuchaba algo o a alguien. Sentía su mirada como un peso incómodo que llevas en la cabeza, en la espalda, en todo el cuerpo. Pero mas que masa en ese perímetro personal en el que no quieres que nadie se meta. Como no soy bueno para sostener miradas, intenté ignorarlo por un buen rato, hasta que la curiosidad, y la incomodidad, me hicieron regresarle la mirada. De inmediato fijó sus pupilas en las mías y definitivamente era una persona alterada. La mirada era de ira con una incómoda desesperación. Se le notaban venitas rojas en lo blanco de los ojos. El primer contacto visual fue apenas de un par de segundos, no pude sostener más la mirada. El tipo seguía en el cel, escuchando, moviéndose e inquietándome cada vez más. Le sostuve la mirada un par de veces más, y cada vez aumentaba mi nerviosismo. Especialmente en esta ciudad, uno empieza a pensar cosas raras. El tipo traía una mochila que había colocado en uno de los bancos de la barra. Empecé a pensar que era un terrorists nervioso antes de explotar el bar a la chingada. Después de todo, esta es una ciudad que no ha quedado libre de atentados, todo por motivos religiosos.

La cuarta vez decidí sostenerle la mirada hasta que aguantara el tipo. Después de un buen rato, ya que me reventó los cojones, le pregunte con voz firme y alta “do you have a problem with me?”. El tipo se asombró y se hizo como que no entendió. Le volví a preguntar, ahora más golpeado, y me contesto “a problem with you?”, con un marcado acento al parecer hebreo. Y le dije “yes, you keep looking at me. Do you have a problem with me?”

Me dijo que no y le dije que me estaba haciendo sentir incómodo. Entonces me dijo que ya no me iba a voltear a ver y medio se volteo, pero seguía moviéndose. Por la incomodidad pedí la cuenta, y él también pidió la suya. Lo único que se me ocurrió fue pensar que nos iba a seguir saliendo del bar. Esperamos a que se fuera y entonces la cantinera(una niña rusa)fue que nos dijo que el tipo estaba mentalmente inestable y que era inofensivo. Pues sí, pero ¡que va uno a saber!

Después de un rato pedimos el menú y había botanas rusas, y al rato caímos en cuenta de que era un pub ruso. Que onda más loca, un pub ruso en Jerusalem. Pues resulta que el pub se llama Putin!

No es bueno ver películas del Santo, especialmente si visitas lugares Santos

Carlos San Miguel, el otro santo.




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