Wednesday, September 26, 2018

Día 9 Bilbao-Barcelona-Tel Aviv






De nuevo la maldición del insomnio.
Creo que dormí dos horas. Había puesto el despertador a las 5 am y me desperté a las 4:30, después de haber dormido dos horas. Ya había hecho la maleta para no andar a las carreras de madrugada. Me levanté como una mezcla rara de resorte zombie y me dirigí a la ducha, la cual era un cubículo en el que te agachas para restregarte las piernas y la cabeza choca con una pared y las nalgas en la pared opuesta. Pero no importa, me pude bañar bien y rápido. ¿Recuerdan el desodorante que compré en vigo? Pues resulta que cuando lo oprimí para mojar “la bolita”, está se salió de su lugar y se hizo un pinche tiradero que para que les cuento. Se me vació en todo el costado, y como no quería irme oliendo a fábrica de desodorante barato, me metí a bañarme de nuevo. Salí yy en chinga limpié el piso... hay que dejar el depa limpio. Ya el resto fue rápido. Ta había investigado el día anterior, donde tomar el taxi a la estación de tren, que no está tan lejos, pero con la maleta y dos mochilas, no es fácil.
La esquina de los taxis estaba a. Una cuadra del depa, y de bajada fue fácil llegar. No sé como le hacen los taxistas para estar de buen humor a esa hora. En serio, yo le daría una cuantas cachetadas a cualquier cliente por hacer preguntas o comentarios pendejas.
Por ejemplo, siempre que llego a una ciudad y tomo un taxi, pregunto sobre el clima. Si sé un poco de algún evento político en el país o la ciudad, hago algún comentario lite. Y hago hincapié en lite, porque no vaya a ser que mi comentario cargado al lado opuesto de la opinión de un taxista ultra, me haga terminar desintegrado en un tambo de doscientos litros y vertido en un corral de cerdos.
Esto lo hago para distender esa tensión que se genera, siempre, con el silencio que separa al chofer de mi. Intento encontrar un algún ounto en común para que el viaje sea más ameno. Una vez de plano le dije al taxista “cambia de música, es muy temprano para cometer mi primer asesinato”. Neta, hay cabrones que piensan que escuchar narco corridos a las cinco de la mañana, es una buena manera de empezar el día. En eso casos sí puedo permitirme un Arjonazo. Por lo menos te mantienes con la caneza en esa nube de gases tóxicos de la que salgo hasta las 10am.
Llegué demasiado temprano a la estación. Para los que no han viajado en tren, no hay necesidad de llegar dos horas antes. Con diez minutos, es más que suficiente. Pero llegué temprano para desayunar algo antes de partir. Evidentemente llegué demasiado temprano, pues todo estaba cerrao, sólo había un adormilado guardia y una señora barriendo. Había un Burguer King que había visto el día anterior que compré el boleto y me había entrado una urgencia extrema de tragarme un Whopper con papas fritas. Es que en serio, ya andaba harto de pinches pinchos y tapas, lo que necesito es un mole, unos tacos varios, algo que grite “Mexicanos al grito de guerra”. Perdón por el pleonasmo, pero a veces me dan esos arrebatos, no tan seguido, pero suceden.
El viaje fueron siete horas, sin sobresaltos, nadie se sentó a mi lado. Así que viajé a mis anchas.. excepto un viaje a la cafetería, en el cual me encontré con unas gringas cincuentonas, que no entendían el tipo de cambio del euro y pensaban que en todas partes les aceptarían sus dólares. 
El tren arribí a la 1:30PM y el avión a Tel Aviv salía a las 11PM, así que tenía mucho tiempo en mis manos. Dejé la maleta y una de las mochilas en un locker y salí a caminar y buscar algo ara comer. Hay varios restaurancitos cerca de la estación y todos sirven lo mismo. Es como llegar a las ahumaderas y tratar de decidir en cual taquería comes, todas sirven los mismo.
En lo que comía, busqué información sobre los conectores eléctricos en Israel y encontré que son parecidos a los de Argentina,  por lo menos eso me pareció. Tal vez les parezca sin imoortancia este detalle, pero puede ser la diferencia entre vivir y morir para mi. Bueno, no tanto, pero entre dormir y un posible infarto cerebral. Y es que, para los que no saben, sufro de una apnea obstructiva de sueño muy severa, y duermo con la ayuda de un respirador(CPAP) para no dejar de respirar. Por eso es que no voy a viajes en donde tenga que acampar en lugares sin electricidad. Eso y el hecho de que ya pasé mi época de Boy Scout.
Esto de viajar te hace tomar en cuenta lo que parecen ser detalles insignificantes. Acá en Europa, el voltaje es 220 y en América 110. Si no traes u convertidor de 220 a 110, explota cualquier aparato que conectes. Me sucedió hace muchos años, Viajé con un conector múltiple de 110 voltios y explotó cuando lo conecté. Hoy en día, casi todos los cargadores son 110-220. Por lo menos los de los teléfonos,  computadoras y cámaras. Lo que sí se necesita es un adaptador para el tipo de enchufe del país al que vas. Y por eso es que andaba buscando esa info, porque no la había pensado en Tijuana, asumí que Tel Aviv era Europa, por lo menos en cuestión de enchufes. No vayan a creer que estoy tan pendejo como para pensar que Israel está en Europa. De regreso en la estación de tren, vi un kiosquito en donde vendían celulares y accesorios, así que le pregunté al dependiente si tenía adaptadores para Israel. Le expliqué que traía para Europa, pero no para Israel. Con una expresión de extrañeza. Y luego se le iluminó el rostro y me dice “son los mismos de Europa”. ¿Seguro?, le pregunté. “Claro, yo soy de Israel” me contestó con una amplia sonrisa. Pues bueno, un obstáculo menos.
Recogí mi maleta y tomé el tren al aeropuerto. Había quedado de verme con la güera en el aeropuerto de Barcelona para tomar el vuelo a Tel Aviv. Silvia venía de un congreso de ginecología regenerativa, que ella y otros expertos organizaron en Zaragoza.
Comimos un jamón serrano infame, pero no había de otra. 
El vuelo salió retrasado una hora y aterrizamos 4 horas después en Tel Aviv.



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